La normalidad y la anormalidad mediáticas de Cuba.

Enrique Ubieta Gómez.
Para vencer el ejemplo cubano, una de las premisas es demostrar que Cuba no es un país distinto. La paradoja es que esa es la base de su demonización. Cada dato, real o supuesto, que iguale a Cuba, desata una ola de acusaciones. Pero existe todavía una paradoja más cínica: esas campañas no pretenden conservar la pureza revolucionaria, si es que acaso fuera posible; nos acusan de ser iguales para obligarnos a ser más iguales. Se demoniza a Cuba por no haber podido impedir el resurgimiento de la prostitución, y la solución implícita, la capitalista, significaría la masificación de la prostitución. Se acusa a Cuba de no haber podido contener ciertas injustas diferencias sociales (sobre todo después del derrumbe del llamado campo socialista) y la solución capitalista sería acrecentarlas, hacerlas más hondas, injustas e irreversibles. Cada médico o deportista que deserta es la victoria de la “normalidad” frente al sueño de una sociedad solidaria. Pero la deserción (que es la renuncia de alguien a su presunta “anormalidad”) es presentada como un hecho en sí anormal, extraordinario: que el futbolista Ronaldo acepte un contrato millonario es normal, que un cubano lo acepte, no. El cubano que deserta no se define a favor de sus intereses personales –como suele ser normal en este mundo–, manifiesta una opinión política. Las imágenes que se trasmiten desde Cuba se regodean en los rincones sucios y demacrados de la ciudad, en los bordes más pobres de su sociedad estrangulada por el bloqueo. Los espacios bonitos son considerados falsos. No importa que esos espacios sean normales –y por eso poco interesantes–, en otras ciudades latinoamericanas. La normalidad cubana debe ser destruida, para que Cuba sea aún más normal. Sobre todo porque no acaba de admitir la más importante y definitoria normalidad: la del “libre mercado” (concepto que en la gran prensa se roba los significados de democracia y libertad). Ahora intentan adjudicarle la muerte –no el asesinato de periodistas o líderes sindicales, como ocurre en Honduras o en casi todos los países latinoamericanos, como ocurría en Cuba antes de 1959–, sino el suicidio de un hombre. Así, sin dudas, sería más normal. Un país que se ha dedicado durante cinco décadas a salvar vidas, que ha sufrido la muerte como castigo a su rebeldía. Ser una más es algo inocuo para cualquier otra sociedad, menos para la cubana, naturalmente. Se construyen represiones policiales, se describen carros siniestros y hombres de civil sin identificación, que recuerdan a los que desaparecen personas en países normales. No importa que en Cuba nadie desaparezca, ni se torture, ni se ejecute extrajudicialmente. Algún día tendrá que ser completamente normal. Cuba debe ser igual, y lo será mucho más el día en que logren revertir su imperfecto pero ético socialismo.

5 Responses to La normalidad y la anormalidad mediáticas de Cuba.

  1. Chris W. dice:

    primero: me alegro que tu blog esté online de nuevo y a partir de ahora sere visitante asiduo aqui (gracias a google ;-))

    pero si me permites una critica: hace unos meses estuve en cuba (como europea que soy) y eso de las diferentes «cambios de moneda» me dejó bastante irritada y me sentí como una vaca que se ordeña al puro estilo capitalista, al menos así lo ví..,

    Bueno, por supuesto volvere a Cuba y defenderé la esencia de su revolución, pero tambien me tomo la libertad de criticar lo que me parece criticable.

    salu2
    Chris W.

  2. RAUL dice:

    Para determinar lo normal primero se estable la verdad; la verdad es el neo-liberalismo. Discutirlo, oponerse, buscar otra alternativa, es de retrógrados trogloditas “que ignoran hacia donde va el mundo”. Lo normal es aceptarlo y someterse sin discutirlo. Lo anormal es oponerse.
    Mil ciento un millonarios y doscientas sesenta y dos empresas son las dueñas del mundo. Buscar la alternativa que permita redistribuir la riqueza de manera mas equitativa es lo anormal si se prende realizar fuera del neo-liberalismo. Lo normal es “tener esperanzas en el derrame” que algún día (que nunca llega) se convertirá en cascada que inundara de riqueza a la humanidad (aunque el hecho histórico demuestre que dicho derrame jamás fue superior a una menstruación). Pero a pesar de la historia y los consecuentes hechos, lo normal sigue siendo el creer ciegamente en la verdad indiscutible.
    Si la verdad es el neo-liberalismo y Cuba vive fuera de él, lo normal es que Cuba sea la mentira y como resultado lógico lo anormal. La deducción matemática por tanto es; todo lo que suceda en el purgatorio de la mentira y lo anormal, debe ser condenado, sin tomar en cuenta que en campo de la verdad y lo normal, existen mil doscientos millones de personas que padecen hambre y miseria absoluta a pesar de que en el campo de lo normal lo que mas exista sea dinero y comida (cada dos años se crea un nuevo paraíso fiscal porque no hay donde depositar y esconder el dinero y se produce el ciento diez por ciento mas de alimentos de lo que necesita todo el mundo)
    Verdaderamente es de anormal ver, a lo supuestamente normal, como normal. En otras palabras, hay que ser muy anormal para ver como normal lo completamente anormal que se resume en la crueldad del neoliberalismo. Ver al neoliberalismo, su lujuria, ambición, codicia, egoísmo, indiferencia, avaricia y las consecuencias que acarrean todas estas miserias humanas para toda la humanidad, es como mínimo… para hacerse tratar.
    Abrazos

  3. Caramba dice:

    Hola Chris, yo también vivo en el capitalismo, España, y también estuve en Cuba. No pretendo acusar ni defender, intentando ser objetivo, ¿crees que si te sintieses «robada» por un sistema diferente al tuyo, no le dirías lo siguiente?: «si quieres venir a mi casa tendrás que pasar por taquilla, ya que tu no me dejas ni vender una bolsa de pipas, por que todas las «chuches» las quieres «patí»… Yo si lo haría, sinceramente. Por otro lado, los precios no son más altos que en España (en las zonas turísticas claro), con lo que no veo tal diferencia. Saludos

  4. Dixie Edith dice:

    Ubieta: hace unos meses iba en botella hacia Bohemia y el chofer llevaba una canción, no pude idenficar su intérprete, que resultaba una oda melancólica por la Cuba prerevolucionaria. Finalmente, le pedí al compañero que me dejara a medio camino cuando aquel cantante confesó su nostalgia por los niños limpiabotas de La Habana. Para mí fue el colmo, pero precísamente de eso se trata. Bienvenido de vuelta la bolgosfera y dale un vistazo a Blogger, porque yo sigo sin poder entrar a tu otra Isla.

  5. Ubieta en mi blog, como en el del resto de los blogueros bien anclados en esta Isla, levantamos nuestras voces cuando conocimos el incidente del «spam». Felizmente ya estás de vuelta y sigues dentro de mis enlaces.
    Sobre este artículo, excelente. Cuando se trata de Cuba todo es diferente. Ahora mismo acabo de responder en mi blog a alguien que me habla sobre democracia, disidencia y representación, entre otras cosas lo siguiente: En realidad ninguno de los que hasta hoy se han erigido en voz de esa “disidencia” interna tienen arraigo en la sociedad cubana y pienso que la principal causa de su inviabilidad se deriva de dos vacíos políticos esenciales: liderazgo y legitimidad.
    Por otra parte, quienes tratar de subvertir un orden constitucional, un gobierno, ¿cómo se les llama? Pienso que no es errado decir “subversión interna”, además pagada por un gobierno extranjero, especialmente el de Estados Unidos.
    A propósito el pasado sábado el diario miamense El Nuevo Herald publicó que el senador John Kerry había solicitado congelar un fondo de 40 millones de dólares (que salen del contribuyente estadounidense) hasta tanto se “verificara” bien el destino de ese dinero. Algo así como una auditoría, lo cual viste en uno de mis post.
    Ninguno de los que hoy no quieren esto, popularmente hablando se expresa por mejorar lo que tenemos, sino por “poner fin a la dictadura castrista”, “poner fuera a los asesinos” y toda esa sarta de términos acuñados.
    Sobre la democracia, los mismos estadounidenses dicen que es bastante complicada. ¿Realmente el pueblo norteamericano está representado en su gobierno? ¿El pueblo de Estados Unidos es quien elige a sus dirigentes? Considero que no. Para llegar al poder o a una gobernación allá hay que tener muchísimo dinero. Obama, por ejemplo, el presidente más pobretón según se ha dicho amasaba al arribar a la presidencia más de dos millones de dólares y estaba respaldado por el gran poder oligárquico interesado en que la imagen de Estados Unidos cambiara después de años desastrosos con George W. Bush, quien por cierto se robó las elecciones dos veces. De lo contrario Albert Gore hubiese sido presidente de Estados Unidos, ¿o me equivoco?
    Hablando de la representación, tampoco el Partido Verde, por ejemplo pudo avanzar en la campaña presidencial del 2008, porque ellos tenían una propuesta diferente al status quo y un casi nulo apoyo de quienes manejan los grandes fondos para hacer política.
    Estamos de acuerdo en que tenemos problemas serios, pero no serán eternos como tú planteas. Es verdad que existe la doble moneda, la disparidad entre los salarios, que no alcanza y el costo de vida, el trasporte, la vivienda, el agua…y no creo que el Estado cubano esté ajeno a ello. De hecho el tema de la doble tiene que desaparecer, sin embargo nuestra productividad es baja, hay que reconocerlo.
    A quienes mencionas, más que puntos de vista que no les dejaron exponer (con lo cual discrepo) amasaron otra cosa que, vaya pena, sí ponían en peligro el futuro de esa mayoría que continúa confiando en esta Cuba imperfecta, entre las cuales me cuento.
    es así Ubieta, porque en otros lados pueden robarse la presdiencia y no pasa nada. En Honduras matan a periodistas y no pasa nada. En España el desempleo está disparado, y tampoco. Pero oh, Cuba, somos «anormales».
    Saludos,
    Deisy
    http://kimbomboqueresbala.wordpress.com

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